Estábamos más allá de la muerte y de las visiones borrosas...
Más allá de los besos, las caricias y cualquier pensamiento fugaz y
repentino...
repentino...
Esa era nuestra primera vez...
Nuestra primera vez amándonos y sintiéndonos amados.
Yo respiraba cerca de sus hombros, cerca de su cara y cerca de su aliento.
Ella sujetó mi mano, como deseando retenerme. En ese instante me dijo que ya se había decidido. Quería estar conmigo. Queríamos ser correspondidos.
Fue en aquel momento que todos mis cielos se encumbraron y llegaron al pedestal por primera vez, repetidas veces.
Sólo después de eso, nuestras manos se tomaron, y nuestros ojos se cerraron goteando aquellos fantasmas sepultados tiempo atrás...
_ ¿Sabes por qué el pasado está atrás?, le pregunté.
_ No, no sabría decírtelo, pero sí sé para qué sirve, me respondió.
_ Yo te diré lo que pienso.
Creo que el pasado está siempre atrás únicamente para ser visto, y nunca vivido nuevamente. La gente aprende de los errores, porque éstos quedan en el pasado y los pueden ver, pero nunca los quieren repetir. También quedan en el pasado todas aquellas cosas que no queremos recordar, vivir o sentir.
Creo que el pasado está siempre atrás únicamente para ser visto, y nunca vivido nuevamente. La gente aprende de los errores, porque éstos quedan en el pasado y los pueden ver, pero nunca los quieren repetir. También quedan en el pasado todas aquellas cosas que no queremos recordar, vivir o sentir.
En el presente sólo está lo que vivimos, lo que sentimos, lo que queremos, y lo que no.
En el futuro están nuestros sueños.
Al terminar de conversar nos vimos eternos...reflejados uno en el otro...
Como dos siluetas que se retrataban en un mensaje.
Finalmente lo entendimos...éramos esas notas que se escuchaban a lo lejos...
Lejos de todo y de todos...
Éramos almas unidas...
