jueves, 29 de octubre de 2015

Queísmo





No crees en dios cuando duermes,
Porque sólo es un sueño,
Como cuando encuentras la verdad lejos del crucifijo,
Y quiebras la voz,
Pero buscas la respuesta en un beso,
En el queísmo:
Que no es veneno si me lo tomo,
Que si mis labios tienen un sabor conocido,
Que es amargo,
Que me dejé llevar como una hoja,
Que me dejé callar como una piedra,
O que el amor es para siempre cuando es de verdad.

No crees en dios cuando duermes,
Porque sólo es un sueño,
Como cuando encuentras tu cuerpo lejos de mí,
Y quiebras la voz cuando dices tener miedo,
Pero buscas la respuesta lejos de la cicatriz,
En el queísmo:
Que los labios fueron desnudados hace mucho,
Que los misterios se encuentran en las mentiras,
Que la luz es la verdad,
Que la oscuridad nos desvela,
Que la mancha sólo es por una espina,
O que me da miedo estar sin ti.

No crees en dios cuando duermes,
Porque crees que está a tu lado,
O en todos lados,
Como en el queísmo:
Que está en la resurrección,
Que está en los cielos,
Que todo es un enigma, quizás,
Que hay que exhumar la razón de la piel,
Que voy a temblar de hambre,
Y saber si la suerte es una amalgama de llanto sin cuerpo ni alma.

No crees en dios cuando duermes,
Porque no está,
Porque se fue,
Porque mordió la verdad de otros labios,
Porque se desveló en otra capilla diciendo mentiras,
Y su crucifijo amaneció en el velador de alguien
Que tuvo que tragar sus palabras.
Y crees que sólo te dejó su queísmo
Como consuelo.