miércoles, 27 de abril de 2011

Redentor





El blasfemo y la infamia
te han dejado protegiendo lo irreal,
mientras merodea la mentira,
y te deja sin verdad,
pobre redentor.

Y siempre crees en lo mismo:
Lágrimas no cargadas,
ni soltadas por los ojos cobardes,
y ni siquiera tu llanto
logra conmover a la bestia.

Redentor, pobre redentor,
el tiempo ha sido perpetrado,
y el vino ha dejado ya su melaza en agonía,
con manos que se juraban suaves,
pero son hojas filosas,
como cuchillos.

Los cuerpos sin novedad
son requeridos,
¿y aún así buscas excusas?

Sabes que no te oirán,
pues harán oídos sordos
a la justicia,
y te alimentará con serpientes
porque conoces bien
cuando la opción de vida
es nula.













La compasión es un castigo injusto, porque lo bello es transparente, inocuo, y no sabe de vileza.






1 comentario:

Maria dijo...

Gonzalo, entrar a tu poesia es como mirar de reojo un mundo abundante en codigos inusuales, atractivos, que seducen tanto por lo que expresan como por la manera en que se expresan.Encantada, como siempre. Un abrazo.