No eludes a tu nombre,
ni te escondes en el sol,
sino, revelas tu sangre en esencia
en un beso,
o en un atardecer bello,
y no alegas ceguera
mientras tus ojos se abren.
Ilusión,
rito sagrado en el párpado del creyente,
abre tu iris,
y deja que tus manos y pies jueguen,
porque conoces tu destino:
Ser rey o reina.
Da igual.
¡Eres nuestra ilusión!
...and the seed is sown in a holy place...
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