Entre congojas y cobijas estoy:
En mis lágrimas de azul cristal,
en el alma desfigurada, desgarrada y arrítmica.
En mis reflexiones:
En lo que inventamos, lo que creamos, lo que creímos, lo que sentimos y lo que quisimos creer.
En nuestras culpas, en nuestro mesías que desapareció.
En mis asientos:
En mis aciertos, mis errores y mis temblores.
En las imborrables memorias que han teñido mi tiempo lúgubre.
Todo desapareció.
Desapareció como siempre, sin sus huellas.
Desapareció tras las vigas, tras las llagas y las corazonadas manchadas de espinas.
Desapareció sin dejar cartas.
Desapareció con mi viento, arena y mar.
Desapareció y sólo me dejó mi luna escarlata, mi ritmo gris.
Desapareció.
Desapareció y me dejó entre congojas y cobijas.
En mis lágrimas de azul cristal,
en el alma desfigurada, desgarrada y arrítmica.
En mis reflexiones:
En lo que inventamos, lo que creamos, lo que creímos, lo que sentimos y lo que quisimos creer.
En nuestras culpas, en nuestro mesías que desapareció.
En mis asientos:
En mis aciertos, mis errores y mis temblores.
En las imborrables memorias que han teñido mi tiempo lúgubre.
Todo desapareció.
Desapareció como siempre, sin sus huellas.
Desapareció tras las vigas, tras las llagas y las corazonadas manchadas de espinas.
Desapareció sin dejar cartas.
Desapareció con mi viento, arena y mar.
Desapareció y sólo me dejó mi luna escarlata, mi ritmo gris.
Desapareció.
Desapareció y me dejó entre congojas y cobijas.
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