¿Y qué me dirás ahora,
después de gritarle a mi suerte,
y esconderla de mi vida
en ataúdes distintos?
Ahora, cuando soy un gitano:
Rey de la tierra inexistente,
de nadie,
y conozco los días
sin vértebras
a las cuales aferrarme.
¿Y cuando podré quebrar
el exilio,
si abrimos el agua
en nuestra voz junta,
mientras la quebramos?
Ahora, cuando soy un gitano,
el horror se hace asimétrico,
como un palíndromo
en un féretro,
yace inmóvil, inverosímil,
invertebrado.
¿Y qué me dirás ahora,
después de adorar la infamia,
y acicalar lo blasfemo,
si sabes lo esencial?
El sol no alumbra al equinoccio.
2 comentarios:
Hola Gonzalo! Gracias por visitarme siempre.Vengo a verte y me encuentro con una poesia con 'columna vertebral' propia, que se sostiene por si misma, que abunda en esqueleto de huesos firmes..Esta clase de poesia es la que me gusta encontrar, me deleita, bien hecha, bien dicha, con espacio para recrear y adentrarse en el mundo interno propio y del que escribe.
Abrazos!!
Hola de buenas noches..
Sobre está cima solitaria os miro
campos que nunca volveréis por mis ojos
Piedra de sol inmensa, eterno mundo
y el ruiseñor tan débil que en su borde lo hechiza.
Bella semana
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