¿Qué maldición habrá caído sobre mi, para dejarme así?
Todo está tan solo y abandonado, y mis compañeros me dejaron tiempo atrás, ya.
Todo es blanco a mi alrededor.
No tengo un lugar al cual ir.
¿Por qué, Dios?
¿Por qué eres tan egoísta?
¿Por qué quieres llevarme, si yo no quiero partir?
¿No fuiste tú quien dijo que querías que fuésemos libres?
Yo no lo soy. No iré contigo, y aunque caiga frente a ti, frente a tu voluntad egoísta, no iré contigo.
¿Qué es esto?
¿Gangrena?
Maldición. Maldición tras maldición.
¡Todo lo que me has dado, ha sido una maldición! Una burla. No fui más que un títere de tu entretenimiento, y que ahora arrojas al piso con desdén, como un trapo sucio.
No me queda mucho.
El destino, tus palabras y tu voluntad quisieron acabar conmigo desde un principio.
Nada más diré. Todo lo has pronunciado tú, con arrogancia y egoísmo.
No iré contigo.
Aquel hombre cae desplomado, viendo lentamente la desolación a su alrededor, hasta que finalmente cierra sus ojos...
después de gritarle a mi suerte,
y esconderla de mi vida
en ataúdes distintos?
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