miércoles, 31 de marzo de 2010

Confesiones y promesas








¿Qué es para mi una promesa?
Una forma de escribirte en el aire,
de tomar tu mano
y sujetarla a mi mente.

Todo mientras danzamos en lo eterno,
o en lo conciso de un poema,
en una dedicación,
en un regalo de tu alma.

¿Qué es para mi una promesa?
Es poder verte en blanco
a través de las sombras,
sin que te desvanezcas.

Todo mientras nuestras máscaras
caen y se rompen.
Caen al confesarse,
al tocarse con los ojos
y sentir la brisa en las mejillas.

¿Qué es para mi una promesa?
Es poder verme desnudo de mi mismo,
escribiendo tu nombre en mi boca
y acercar nuestros labios
más allá de las estrellas.

¿Qué es para mi una promesa?
Es lo más importante
mientras no caiga en lo onírico:
Es decirte las palabras
que ahora son mi vida.





Un haiku para ti.



Escribo nuestros nombres
bajo un paraguas.
Te amo.

sábado, 13 de marzo de 2010

La Ciudad de los Héroes




- Siéntate acá, Hastrel, y te contaré una historia, dijo el abuelo.
- Está bien, dijo el niño.
- Esta es una historia de los héroes de nuestra mitología, explicó el abuelo.

"Hace muchos años atrás, Hacknid era un pueblo como ningún otro. No se destacaba por su riqueza, sino por su gente. Todos allá eran héroes, y tenían razón de serlo."

- ¿Es en serio?, preguntó Hastrel, ¿todos eran héroes?
- Sí, Hastrel, cada una de las personas que vivió en nuestro pueblo era un héroe, respondió el abuelo. Ahora continuaré con la historia.

"Todos habían realizado alguna hazaña que había enorgullecido a los dioses, quienes los esperaban en Lorksholth, el lugar donde van las almas de los que parten.
No es el cielo, como muchos pueden pensar, sino, un mundo espiritual. Se dice que Lorksholth y Hacknid son iguales, pero Lorksholth es la versión espiritual, mientras que Hacknid, la versión terrenal. Este mundo espiritual lo crearon los dioses, a semejanza de Hacknid, para que cuando las almas de los que nos dejan no se asusten, y se sientan como si estuvieran en Hacknid.

Hacknid era muy querida por los dioses, porque todos eran héroes, y habían hecho hazañas muy importantes, como por ejemplo, Stalf, quien fue a la montaña del norte por todo un mes, y mató al dragón Skaald, o Theridis, quien derrotó a los piratas de las costas del este.
Los dioses de nuestro pueblo, Berke gro-Gramosh, dios de la guerra, y Gurkmir, dios de la sabiduría, estaban felices, porque los dioses de los otros pueblos, derrotados por Hacknid, habían muerto o arrancado, al ver que ya no tenían seguidores, como R'kshaki, el dios de la corrupción y los ladrones, se fue a otra tierra, a conseguir adeptos."

- ¿Todo esto lo hicieron nuestros antecesores?, preguntó ansioso Hastrel.
- Así es, replicó el abuelo. Todo esto y mucho más.

"Todas estas hazañas hacían que Hacknid fuera reconocido y temido por todos los otros pueblos, pero un día, el adivino que leía las estrellas dijo que dos personas traerían desgracias a Hacknid.
Nadie le hizo caso al adivino, y ese fue el principio del fin.
Un día, dos extraños llegaron al pueblo. Ellos decían ser héroes en su tierra, y buscaban ser aceptados por los dioses de Hacknid.
Ellos se llamaban Rodavlas y Otsugua. Rodavlas, en la lengua del pueblo originario de él, significaba "el que salva", mientras que Otsugua, "el que es venerado por todos".
Nadie conocía sus hazañas, ni por qué habían sido llamados héroes en su tierra, pero ellos no paraban de hablar de cómo mejorar al pueblo y formar ejércitos invencibles.
Al oír esto, los habitantes de Hacknid los aceptaron de inmediato en el pueblo, y les pidieron que, como era la tradición del pueblo, debían realizar una hazaña para convertirse en héroes de Hacknid."

- ¿Qué hicieron Rodavlas y Otsugua para convertirse en héroes, abuelo?
- Ellos no hicieron nada, Hastrel. Ellos eran lo que el adivino había leído en las estrellas, dijo el abuelo.

"Conforme pasaba el tiempo, Rodavlas y Otsugua se iban apoderando del pueblo, a tal punto que se les veneraba, pese a que ellos no hacían nada. Ellos habían inventado que ganaron una batalla de 40 días y 40 noches en los pantanos del sur. Decían que habían terminado con un ejército de esqueletos comandados por nigromantes que vivían en un castillo lejano, cerca de la costa. Pero todo era mentira.
Estas acciones hicieron que los dioses de nuestro pueblo se enojaran con los habitantes de Hacknid, y los abandonaron.
Cuando esto sucedió, Rodavlas y Otsugua tomaron el control del pueblo.
Rodavlas se encargó de derribar el pueblo, a través de una política de austeridad para la gente, y riquezas para él, mientras que Otsugua se encargó de la gente a través de la violencia y las ejecuciones.
Ellos querían más poder, hasta el punto que Hacknid se dividió. Una mitad seguía a Rodavlas, y la otra mitad del pueblo, a Otsugua, lo que conllevó a una guerra civil.
Esa guerra fue tan intensa, que murieron casi todos. Los únicos sobrevivientes se convirtieron en piratas, y así R'kshaki, se volvió fuerte, y se vengó de lo que los habitantes de Hacknid le había hecho tiempo atrás.
Al oír esto, los dioses originales, Berke gro-Gramosh y Gurkmir, decidieron volver, y eliminar a R'kshaki. Al hacerlo, les dieron vida sólo a algunos habitantes, mientras que los demás fueron exiliados de Lorksholth.
Finalmente, los que quedaron, decidieron vivir sus últimos días en paz, y morir en Hacknid, junto con los dioses.
Ellos fueron los que fundaron la Nueva Hacknid, que es donde vivimos nosotros.
Rodavlas y Otsugua fueron castigados por los dioses, quienes enviaron sus miserables almas al abismo de la oscuridad infinita, donde están Skaald, los piratas, y todas las mentiras que habían inventado.