domingo, 30 de enero de 2011

Tsuioku ~in the Past~





¿Y qué me dirás ahora,
después de gritarle a mi suerte,
y esconderla de mi vida
en ataúdes distintos?



sábado, 29 de enero de 2011

Monólogo de un niño de primero medio




¿Qué maldición habrá caído sobre mi, para dejarme así?
Todo está tan solo y abandonado, y mis compañeros me dejaron tiempo atrás, ya.
Todo es blanco a mi alrededor.
No tengo un lugar al cual ir.

¿Por qué, Dios?
¿Por qué eres tan egoísta?
¿Por qué quieres llevarme, si yo no quiero partir?
¿No fuiste tú quien dijo que querías que fuésemos libres?
Yo no lo soy. No iré contigo, y aunque caiga frente a ti, frente a tu voluntad egoísta, no iré contigo.

¿Qué es esto?
¿Gangrena?
Maldición. Maldición tras maldición.
¡Todo lo que me has dado, ha sido una maldición! Una burla. No fui más que un títere de tu entretenimiento, y que ahora arrojas al piso con desdén, como un trapo sucio.

No me queda mucho.
El destino, tus palabras y tu voluntad quisieron acabar conmigo desde un principio.
Nada más diré. Todo lo has pronunciado tú, con arrogancia y egoísmo.
No iré contigo.


Aquel hombre cae desplomado, viendo lentamente la desolación a su alrededor, hasta que finalmente cierra sus ojos...








¿Y qué me dirás ahora,
después de gritarle a mi suerte,
y esconderla de mi vida
en ataúdes distintos?

viernes, 28 de enero de 2011

Equinoccio









El día rompe,
la noche calla.
No son iguales.







Sueño IV: Traición








Aquellas palabras
son traidoras.
Rompen mi espejo.







Sueño III: Cicuta







En ti
bebo mi cicuta
y mi karma.









Sueño II: Cárcel









En la celda
hay un cuerpo.
No respira.








Sueño I: Pérdida







Bajo la tierra
arderán mis deseos
por siempre.






jueves, 27 de enero de 2011

Felonía







He aquí
la amarga felonía
sin piedad.






martes, 25 de enero de 2011

Palabras







Soy un ser humano común y silvestre.

Siempre pienso palabras, y muchas de ellas, las digo (o escribo).

Tengo mis preferencias. Sé que suena extraño, y poco común, pero supongo que algo que me ha caracterizado desde siempre, es el hecho de ser un detallista empedernido.

Pienso antes de hablar, y no siempre digo todo lo que pienso. Pienso lo que digo, sí.

Mis hechos y actos hablan por mi, y por eso me guardo muchas palabras. Hay personas que pueden confirmarlo. Sentimientos, ayuda, oído, etc.


También trato de llevar las palabras, sentimientos, pensamientos, hechos y actos a la poesía.
No como un rufián, ni un poeta cualquiera, aunque sin bella voz.





Esta entrada, quizás extraña para muchos, que incluso podran catalogarla de excéntrica y egocéntrica, se enfocará en palabras que me gustan.
Así de extraño, pero común en este poeta.



Mi palabra preferida es



BUFANDA



¿por qué esa palabra?
¿Hay alguna razón para que sea esa mi palabra favorita?


SÍ, la hay.
Tiene una letra que me gusta mucho, y es la F.
Muchas de las palabras que llevan esa letra, me gustan.







AUDÍFONO.



¡Oh! Esa palabra lleva la letra F, y más aún, es esdrújula.
¡Qué palabra más bella!
¡Casi orgásmica, para mi!







FORESTAL/REFORESTAR


Muero con esa palabra.
Tiene mucho que ver con la naturaleza, y en el caso de "forestal", comienza con F.
Y reforestar...
¡Simplemente MARAVILLOSA!




Y al igual que esas palabras, bellas y placenteras para mis oídos, existen tantas más, que evocan todo mi ser, y me llevan a la cima o a la sima, en todo momento.

domingo, 23 de enero de 2011

Cinco meses junto a ti!



Creaste en mi, el cielo:
Inicio, paso y
Navío, cuando hablaba de llagas.
Qué lugares has
Urdido, con tus palabras , y
Estruendo.

Meciste mi vida, mis
Elementos, y tomaste los
Sinsabores cuando eran
Invasores habituales, y

Comenzaban a reír
Orgullosos de haberme hecho perder ante la
Nada, con valor de todo.

Leíste y pronunciaste mi
Argumento, sin hacerlo tuyo,

Mas, me recordaste e
Imaginaste junto a tu
Alma, siempre en lo profundo:

Poema, presente,
Regalo cuando lo
Indicado llega a
Nadar y zambullirse, y que
Coronará mi vida, porque tu
Iluminada presencia, a mi corazón hace
Palpitar de besos
Embriagados de ti,
Sin silencio, ni
Sombras, porque eres mi
Adoración, mi amor y mi alma.











...y esa luz que ves en mi,
no es más que el reflejo
de tu alma en mis ojos...








Mia vita! Son ya cinco los meses junto a ti!
Gracias por hacerme tan feliz.
Sé que siempre repito estas palabras, pero no sabes cuánto me gusta decírtelas.
TI AMO, MIA FARFALLA!
Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, e infinitamente más.
Tú eres quien mejor me conoce, y te agradezco el estar conmigo incondicionalmente, mi amor...
Simplemente lo eres TODO para mi, y sin ti no viviría.
Gracias, amor!
Muchas gracias.





sábado, 22 de enero de 2011

La marcha del gitano




Gitano, tus palabras caminan:
Todo quedó donde dios
sin su mano,
ni su pecho
devorado por bocas victimarias.

Las migajas no agradecen
su sepultura
en la superficie,
y ofenden los pactos
del abrazo de la tierra,
cuando se extravían
del camino:
Despiertan palomas,
parásitos,
suerte.

Gitano,
alimentaste la suerte
en tu fogata,
en tu camino
cuando no supiste
del retorno.

Tus manos,
tus palabras
acariciaron la muerte
en el grito de las rocas
en el mar,
en su danza.

Gitano, tus pies caminan
al compás de las llamas
de tu fogata.
Sabes que dios no está,
ni su mano, ni su pecho
devorado por migajas,
bocas victimarias
y parásitos
en las olas del mar.

Ellos no hablan:
Saben dónde vas.
Tu camino
y tu marcha
han callado
todo lo que dejaste
con dios
en su mano y su pecho
alguna vez devorado
por parásitos del mar
y tu fogata:
Victimarios del camino
de tus palabras.











Gitano,
si el daño
no te avergüenza,
tu camino también daña.






miércoles, 19 de enero de 2011

Rompiendo un Déjà Vu




Sofía era muy bonita.
Coqueta por naturaleza, de cuerpo precioso, y dueña de unos ojos bellísimos. Todo eso, había hecho que alguien la convirtiera en mujer años atrás.

Ella iba a la universidad, y fue ahí donde fijó su vista en un joven alto, no muy agraciado, tímido, de buenos sentimientos, y algo torpe, pero que tenía lo que ella buscaba, o al menos eso pensaba Sofía.

Con su sonrisa, sedujo y enamoró al tierno joven, ingenuo, soñador, escritor de novelas e inexperto en materias de amor.

Todo sucedió ahí, en el estacionamiento de aquel edificio común, en donde ella le había ofrecido llevarlo en varias ocasiones, hasta que finalmente el joven aceptó.

Antes de entrar al auto, ella se le acercó suavemente, acarició el rostro del joven, le susurró al oído sus sentimientos, y lo besó tiernamente.
¡Era la primera vez que el joven oía esas palabras, y que sus labios sentían el calor de alguien que él amaba!
Era la primera vez que el joven era amado.

Todo parecía sacado de una historia de amor. Tan perfecto, tan exacto, preciso, que llegaba a dar escalofríos.
Cada detalle del enamorado joven, hacía evidente que Sofía era su primer amor.
Él era muy atento, y se preocupaba por todo. No conocía los parámetros como para saber si lo que hacía satisfacía a su amada o no, así que intentaba hacer todo lo más perfecto que pudiese, para hacer de cada segundo junto a su amada, algo especial.

Llegó aquel día, después de mucho, en que las cosas comenzaron a cambiar.
El joven seguía siendo atento, cariñoso y totalmente entregado, mientras que Sofía poco a poco se iba convirtiendo en una suerte de "femme fatale".
Sus palabras cada vez tenían menos sentimiento, y se iban tiñendo de deseo.

Una noche, ella lo invitó a "su lugar especial".
Lo pasó a buscar, y se lo llevó rápidamente hacia aquel lugar.
La entrada no era muy grande, y era un poco frío.

Casi desesperada, Sofía tomó de la mano al joven, y lo llevó a aquel cuarto lleno de misterios recordados.
Se desnudó, y comenzó a quitarle la ropa.
Lo besó, y le dijo palabras.
Era obvio que quería hacer el ambiente mágico, diferente al vivido anteriormente, pero el joven notó el vacío de las palabras que Sofía pronunciaba.
Era evidente que no estaban guiadas por el amor, sino por la carne y la lujuria.

Justo cuando Sofía iba a comenzar su ritual con el joven, éste la tomó de las manos, la apartó de su cuerpo, y le dijo:

"No me harás vivir lo mismo nuevamente.
Me abandonaste cuando más te necesité.
Todo te lo di. Tú fuiste la primera persona que amé. Mi primera entrega, y me abandonaste en el peor momento.

Ya caí una vez.
Me diste oscuridad en dias grises, y los bañaste de tu ausencia cuando más te necesité, y esa es razón más que suficiente, para saber que quiero olvidarte por siempre.

Aún cuando lo disfraces, ya tomaste algo mío años atrás. Era algo muy preciado, personal y especial, y no permitiré que te lo lleves nuevamente. No eres bienvenida en mi tierra, y jamás lo volverás a ser, porque ya no soy el ingenuo de antes. Sé que has venido a destruirme, como en aquella ocasión.

Dejaré mi primera esencia aquí, dormida en mis sueños, para que nadie la tome.
No quiero llorar, ni verter lágrimas por ti, por más que me lo supliques, pues ya he derramado suficientes durante el tiempo en que te fuiste.

He aprendido a quererme, aunque sea un poco, y por eso he decidido no mentirme, ni darle un "final de ensueño" a algo que no lo fue, por más primera vez que hayas sido.
Lo siento, pero prefiero no mentirme, ni creer lo que no fue, es, ni será".


Y así, el joven se retiró del lugar especial de Sofía. Ese que había conocido varios años atrás, y que alguna vez, tantas penas y vacíos le dejó impregnado en el alma.
Las cicatrices fueron muchas. La ausencia, también.
Pero de algo está seguro el joven: Ahora es temerario.
Siempre lo ha sido, sólo lo había dejado dormir, y lo despertó cuando su tierra se vio amenazada.

martes, 18 de enero de 2011

El temerario de siempre


Después de días de muerte,
de comentarios,
palabras filosas y crueles,
y quebrantos,
vuelvo.

Vuelvo como temerario,
rey con un sol nuevo,
dispuesto a dar la vida
por crear la magia
en esta vida.

No soy un artista,
aunque muchos me lo dicen.
Me falta mucho para serlo.
Toda una eternidad,
quizás,
pero mi vida fluye
buscándola.

Dedícole palabras bellas,
amasadas con mi mano
y mi boca,
porque sé que ella
no es roca.
Se entregó, es cierto.
Me entregué antes que ella,
fatal destino fue,
pues nada aprendí,
ni soy lo que soy
gracias a eso,
sino gracias a mi.

Mi esencia no fue moldeada
por el pasado.
Fueron mis manos,
mi conciencia,
quien me hizo así
desde el principio,
aún cuando me diga lo contrario.

Temerario nací,
temerario moriré,
mas mi esencia:
Mi apego a la vida,
no a la experiencia,
es lo que seré.

La amo:
¡Para eso nací!
Mas no moriré,
porque ella
es vida.













Ti amo mia principessa!
Jamás dejaré de hacerlo,
porque eres mia farfalla della vita!

Sangre




Incógnito,
como tristeza de otoño
en un azulejo,
bajo una sombra exigua,
no puedo verme con claridad.

Mi ojo está tatuado solo,
en la niebla,
desaparecido de la vida
con la grieta,
mi compañía.

Mi sangre nada contra la corriente
y se zambulle en el vacío
al oír su nombre.

Tiemblo, y caigo del asidero
sin tréboles
a los cuales aferrarme.

¡Maldita sea!
Mi voz es horrible,
y no puedo arrancármela.

Veo el precipicio,
y doy zancadas,
pero el trémulo
de mis piernas
me juega en contra:
Mi cuerpo soy yo,
y nada puedo hacer.

lunes, 17 de enero de 2011

Cenizas y cicatrices




Las cenizas lo son todo:
Abundan, como las cicatrices
cuando hablamos
y nos cansamos.

No quiero despertar,
ni abrir mis ojos
a la fiebre,
al incendio de las palabras.

El cansancio lo es todo,
la eternidad lo sabe.
Exhaustas de luces,
las luciérnagas vuelven
al nido de abajo,
a la muerte,
en la cruz de la soledad.

Las cenizas me despiertan,
abren mis ojos
a la fiebre,
al incendio de las palabras
que lloran.

Eternidad,
cicatriz,
huella de cariño,
no me esperes,
ni canses a las palabras
porque he descendido
a mi muerte:
Las luciérnagas
han traído mi cruz,
y están exhaustas de luz,
durmiendo en el nido
de abajo,
en soledad,
en su muerte de cenizas,
de fiebre,
llorando.

No busco expiación,
ni verdades, ni mentiras:
Son crueles.

Sólo busco ser lo que no fui,
o morir en cenizas
en mi cruz:
Mis palabras exhaustas de eternidad,
con las luciérnagas,
en mi muerte de cicatrices y fiebre.

domingo, 16 de enero de 2011

Lágrimas en la oscuridad



Envuelto en sábanas, estoy.


No quiero que me visite,
pues el fantasma está con ella,
y daña mi muerte:
No quiero ser recordado.

No fui el primero,
ni el más importante:
Ella guarda las tormentas,
y no las suelta.
No suelta los puñales,
ni el recuerdo.

Seré último
aunque lo adorne,
porque sólo soy el eco
de lo anterior:
La ilusión,
el abismo infinito
de un alfiler.

Detesto al fantasma;
No me deja morir,
y me recuerda:
Siempre me visita
con su sangre oscura.

Sus lágrimas no susurran su adiós:
Son el mástil,
marca indeleble del primero,
de quien prevalece.

Mis lágrimas no callan:
Las luces ya se han ido;
Se cansaron de mi refugio:
Exploran y recorren
su camino de llanto agredido.

Cretino y violador,
el mar que dejaste en ella,
no tiene islas,
y en su tumba me ahogo,
recordado por todos.

Te llevaste todo de ella,
y la mataste para hacerla tuya
por siempre.

La mentira ha ganado,
porque llegó antes
y la cegó:
Tomó todo de ella,
y ninguna hazaña
lo cambiará.








Happiness is a journey, not a destination...
La felicidad es un trayecto, no un destino...

sábado, 15 de enero de 2011

Delirios y desahucios



¿Soy luz?
¿Soy sombra?

Los besos que me faltaron cuando no los recibí,
son manchas:
Mi cara arrancada de mi,
del miedo evidente.

Y sólo grito:
¡Mi tierra santa fue perpetrada!

Mi ser son los huesos:
Trozos de cuerpo al azar;
Raíz incierta y rasgada;
Figura borrosa presente.

Y sólo grito:
¡Mi tierra santa fue perpetrada!

¿Soy único?
¿O sólo soy la huella de lo vivido?

Mi corazón borrado no lo sabe:
aún desciende y bebe.
Bebe la acuarela oscura,
la melodía en soledad.
Aún reposa en el viejo augurio de siempre.

Abro mis ojos
y sangran hacia el abismo.
Como un peregrino
camino exhausto
al vacío,
y sigo las huellas
del miserable afortunado.

Y sólo grito:
¡Soy lo mismo que el ayer desvanecido!

sábado, 1 de enero de 2011

La muerte del unicornio




El maldito cretino estaba llevando a cabo su gran sueño. Había acabado con el unicornio, se burló de la gente, y escapó como el cobarde que era.
El unicornio lo era todo para los habitantes de la ciudad: Ejemplo y guía.
Sus palabras eran inspiración, y todo aquello que el pueblo seguía al pie de la letra.

Por otra parte, el maldito cretino asesinó al unicornio porque le convenía sólo a él.
Él buscaba el placer de hacer algo distinto, y lo haría a cualquier precio, costara lo que costara.
Él también era parte de la ciudad, y, como todos en la ciudad, había prometido que seguiría toda palabra dicha por el unicornio al pie de la letra, pero esa confesión no era más que una mentira, como toda su vida, y todos sus actos, porque él siempre anteponía su placer y sus deseos a cualquier otra cosa.

Las palabras del unicornio eran simples. Eran nuestro lema, y teníamos que regirnos por ellas.
Éstas decían:

"Promesa, pacto:
Confesión,
sueño de antaño.
Jamás he ocultado
las cosas,
ni he puesto
a la mentira en un altar.
Ni siquiera cuando llegó
primero o antes
que la verdad,
porque la mentira
es egoísmo, vanidad,
vacío y destrucción."

Las palabras del unicornio eran sabias, claras y ciertas, y ese bastardo estaba ahí, al acecho, como un buitre, esperando el momento indicado para atacar, y cometer su fechoría.

Después de que la gente se había reunido en la plaza para oír las palabras semanales del unicornio, éste se dirigía a su hogar, ahí en la colina que estaba al otro lado del río, y muy de cerca, lo seguía el maldito bastardo.
Él, para tener más cercanía con el unicornio que el resto de la gente, le había dicho que sería su seguidor y admirador más cercano y devoto, pero fiel a su estilo, eso era sólo una mentira.

Al llegar a la colina, el unicornio se echó en el pasto, y el cretino comenzó a acariciarlo lentamente y a cantarle una canción, para hacer que se quedara dormido, y en el preciso momento en que el unicornio cerró sus ojos, él le clavó una daga en la espalda, y otra en el corazón, para asegurarse de que el unicornio muriera.
No conforme con su felonía, el bastardo disfrutó viendo cómo el unicornio moría desangrado, y rió a carcajadas con una risa burlesca.
Después de haberle dicho palabras impronunciables al unicornio, el bastardo clavó su daga en el cuerpo del unicornio en reiteradas ocasiones, para hacer que el unicornio se revolcara en su agonía. Ver el sufrimiento de otros era el gran gozo de la mente enferma de ese bastardo.

Después de unas horas, y al ver que el bastardo no volvía a la ciudad, fui al hogar del unicornio, y al ver lo que ese cretino le estaba haciendo al unicornio, fui a increparlo, pero al verme, se escapó y no hizo frente a lo que había hecho, como era su costumbre.
Todo en él era malo...su rostro, su voz, su pelo, sus ojos, sus intenciones, y su vida.
Debimos haberlo sospechado de él antes. No sé por qué, pero sabía que todo en él era una mentira, al contrario de lo que era el unicornio, pero no pude decírselo a tiempo.

Me acerqué al unicornio, y me habló. Recuerdo que me dijo "Las cosas ya no serán como antes, pues mi sangre ha sido derramada. Al darles esta noticia a la gente del pueblo, ya no volverán a ser los mismos. Yo ahora partiré para no volver. La primera estocada que me dio mi más fiel admirador, fue certera, pero más hiriente fue que siempre me mintió. Eso acabó conmigo. Ve, y haz lo que tu corazón te diga, seguidor mío, pero antes que todo, tendrás que avisarle al pueblo que yo ya no volveré. Como última voluntad, mi fiel seguidor y guerrero, intenten proteger de este cruel ser, a los unicornios de las otras ciudades. No quiero que vivan el destino que me tocó vivir a mi."

Y así, me dirigí a darles la terrible noticia a la gente.

Al llegar, y contarle a los habitantes la trágica noticia, el día se nubló, y las personas ya no eran las mismas. Parecían zombies. Sus rostros estaban perdidos, eran verdes, y se movían en cámara lenta.
Supongo que todo eso era porque el espíritu del unicornio nos había abandonado.

Después de unos minutos, decidí perseguir al bastardo, y comencé a buscarlo por la ciudad.
Revisaba cada escondite, incluso esos que ya habían sido olvidados por casi todos, pero iba un paso más atrás que ese maldito cretino.
Repentinamente, aparecí en el patio de la casa de mi abuela, en donde estaba mi hermana, junto con otras tres personas, jugando con una pelota plástica. Estaba verde, como era de esperarse, y al verme, me arrojó una pequeña piedra a la cabeza, pero que al golpear mi cabeza, me provocó un dolor terrible.
Mi cabeza retumbaba, y estaba mareado.
Tan pronto el dolor y el mareo se pasaron, decidí salir de ahí, a continuar con la persecución.

Después de unas horas, oí un rumor del pueblo más cercano.
Una persona ajena al pueblo había acabado con el unicornio de aquel pueblo, y la gente había enloquecido.
Eso ya era imperdonable. Acabar con dos unicornios, y aún así seguía con su actitud arrogante, llena de mentira y destrucción, buscando más unicornios, sólo para satisfacer su deseo egoísta.
¡MALDITO BASTARDO!

Yo aún lo sigo buscando, y juro que si en el próximo sueño lo pillo, lo atormentaré, no oiré sus patrañas, y acabaré con él muy lentamente...