No me hablen de ídolos etéreos.
Sus delicados nombres yacen estériles en mi historia.
Sólo así recordarán el silencio.
No me hablen de espejismos.
Sus falsas coronas de plástico se derriten con facilidad.
Sólo así recordarán su nimiedad y su miseria.
Déjenme despertar.
Déjenme despertar a las bestias ancestrales y místicas:
A las leyendas infinitas.
Déjenme despertar.
Déjenme despertar a las rocas:
A sus incontables horas que fervientes fluyen en mi sangre.
Déjenme despertar.
Déjenme despertar a las guitarras y a las notas:
Las melodías agresivas y bellas.
Dejen que los súbditos adormezcan sus utopías:
Las esperanzas inventadas.
Dejen que el rey se levante de su trono:
Su puño estridente y victorioso.
Sus delicados nombres yacen estériles en mi historia.
Sólo así recordarán el silencio.
No me hablen de espejismos.
Sus falsas coronas de plástico se derriten con facilidad.
Sólo así recordarán su nimiedad y su miseria.
Déjenme despertar.
Déjenme despertar a las bestias ancestrales y místicas:
A las leyendas infinitas.
Déjenme despertar.
Déjenme despertar a las rocas:
A sus incontables horas que fervientes fluyen en mi sangre.
Déjenme despertar.
Déjenme despertar a las guitarras y a las notas:
Las melodías agresivas y bellas.
Dejen que los súbditos adormezcan sus utopías:
Las esperanzas inventadas.
Dejen que el rey se levante de su trono:
Su puño estridente y victorioso.