sábado, 5 de marzo de 2011

Escéptico




Soy escéptico de mi.
Puedo pretender disfrazarme,
y dormir inconsciente,
pero el río ya ha apagado su ruido
con silencio y arena,
y se ha sumergido en su sueño seco,
en lo profundo de las raíces.


El hielo es el hielo,
la nieve es la nieve.
El paso se ha cerrado,
y sólo ha dejado huellas:
Un beso en la sequía,
donde pasaba el río.


Soy escéptico de mi,
no tengo miedo
de perderme en espinas,
o de mirar a la ciudad
sin aprecio,
porque siempre perderé,
y tus palabras venenosas morderán
mis entrañas.


Humo.


Todo era como siempre.
Tras la ventana,
besé al río
en su sequía,
y caí al abismo
como cada vez
que oigo aquel discurso:
La muerte pronunciada
me apunta con sus dagas
y desgarra mi vida,
y mis deseos viajan
al vacío.


Espejismo,
simulacro de vida,
me condenaste y castigaste
con la muerte perpetua
en donde mis palabras jamás valdrán,
sólo para justificar las tuyas.


Ya no importan mis palabras,
ni mis deseos.
Nunca importaron,
ni lo harán,
pues morí escéptico de mi.



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