martes, 7 de diciembre de 2010

Bella muerte


Bella muerte,
me has tocado nuevamente.
Gota a gota,
silencio a silencio.

No.

Calla.
Nada has de decir,
sólo tu bella melodía,
tu canto tenue,
tu viento que se repite, cae.
Cae lento, desde el balcón del cielo,
desde el manto infinito, sin palabras.

Cae como un mamarracho
que deseaba la eternidad,
y se ha sumergido
en un sueño olvidado.

Bella muerte,
silencio y martirio,
me has acariciado de nuevo,
siempre de la misma manera,
desde afuera,
como cuando vivía entre rayos,
arco iris, silueta y vida.

Calla, por favor.

El silencio lo es todo:
Respuesta y pesadilla,
resplandor y eternidad,
el olvido siempre se recuerda,
como los huesos de antaño.

Calla, por favor.

El silencio lo dice todo:
Tinieblas, caminos.
Abismos.
Cuerpo de la mentira,
la máscara y cara
del triste bufón.

Oh! Bella muerte,
compañera fiel,
amiga,
amante del ciclo:
Inicio, trama y fin,
todo te lo llevas
desde un principio,
como un preludio que roza mis oídos.

Oh! Bella muerte,
siempre me dejas vacío,
con la congoja de vidas anteriores,
con la carga,
los espejos
que el tiempo rompió.
Con la experiencia,
vaga e inútil,
como un trapo inservible.

Bella muerte,
todo te llevas de mi,
mas no mi vida.
Me dejas en tu silencio,
tu vacío ensordecedor.

¿Es que acaso estoy muerto?

Bella muerte,
mi cuerpo ronda,
mi espíritu te llama,
mas no oyes mi llamado,
y sólo me dejas con mi silencio,
acostado en soledad,
sin sábanas, desnudo de ti,
de mi, de los recuerdos
de la vida en que te toqué.

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